Ahorrar en exceso en tu alimentación es un acto de poco amor a ti misma y a tus seres queridos.
Hoy en día mayoritariamente se compra en grandes superficies buscando las marcas blancas o las grandes ofertas. Yo lo hacía y me sentía orgullosa de comprar mucho y pagar poco, pero no me planteaba lo que significan estas acciones.
En general, cuando en tu alimentación decides elegir cantidad antes que calidad de alimentos, estás dejando las necesidades reales de tu cuerpo a un lado, dejas de darle lo que realmente necesita para poder tener energía y equilibrio interior. Si este hábito dura mucho tiempo y lo aplicas a toda la cesta de la compra acabará por repercutir en tu salud.
Deberíamos recordar más a menudo que uno de los motivos más importantes de la alimentación, es crear una buena calidad de sangre con un ph equilibrado. Esto se consigue a través del consumo de: Hidratos de Carbonos, Proteínas, Vitaminas, Minerales, Grasas, Fermentados y Enzimas.
Cuando nos alimentamos mal empezamos a tener grandes desequilibrios energéticos, nuestra sangre se vuelve ácida, nuestros huesos se desmineralizan, aparece el colesterol, presión alta, sobrepeso y otros muchos problemas relacionados con la salud.
Una buena alimentación empieza en la cesta de la compra. En entender que debemos comprar en lugares cercanos a la producción, a personas de máxima confianza y que siempre que compremos productos envasados nos detengamos a mirar que pone en las etiquetas de composición y elaboración y si hay dudas indagar e informarnos de lo que estamos consumiendo.
Debemos entender que la alimentación actual produce una rueda constante de altibajos energéticos que sólo beneficia a la industria alimentaria. Nos hemos acostumbrado a que es normal comer proteína animal a diario y en grandes cantidades. El abuso de la proteína hace que nuestro cuerpo desee carbohidratos pobres y vacíos( panes blancos, patatas fritas, pasta de trigo, bollería…), sin ningún tipo de vida ni aporte energético.
El uso de verduras se reduce a las solanáceas, patatas, pimientos, berenjenas y tomates…existen muchas más verduras.
Si a todo ello sumamos las grandes cantidades de alcohol, azúcar refinada, cafés, aceites refinados, bollería industrial, lácteos, exceso de sal, levaduras, stress… acabamos teniendo una alimentación y una vida antinatural para nuestro cuerpo que cuando se sobrecarga acaba enfermando.
Sería lógico volver a la alimentación que realmente necesita nuestro cuerpo respetuosa con nosotros, pero también con el resto del planeta.
Cuéntame ¿te fijas el etiquetas de composición de los alimentos?¿ Valoras la calidad de los alimentos?